Desde hace años nuestras «nocheviejas» siempre las celebrábamos igual: en casa nosotros, los niños, mis padres y mis suegros.
Lo pasábamos genial y a mí me encantaba que mis hijos pudiesen disfrutar de sus 4 abuelos juntos.
Pero los peques empiezan a hacerse mayores y a pesar de nuestros esfuerzos, se aburrían.
Así que este año decidimos ir al Cotillón que celebra el Club Anaitasuna, del que varios amigos nuestros son socios. Y puedo decir sin lugar a dudas que fue todo un exitazo.
Cuando hicimos la reserva, comentamos el tema de que íbamos un adulto y un niño celiaco y nos dijeron que no había problema.
Que de hecho éramos unos cuantos.
La verdad es que en este sentido estaba tranquila porque de normal, en el restaurante del club los celíacos tenemos 8 platos combinados sin gluten además de raciones de croquetas, pasta y pizza. Todo un lujo.
El menú de los adultos estaba compuesto por entrantes varios entrantes: jamón, langostinos, paté, espárragos con dos salsas y cardo con almendras.
Un principal a elegir entre gorrin asado, rodaballo, bacalao y solomillo. Y de postre tarta helada de queso. Por supuesto, las uvas.
Para los niños los entrantes eran los mismos y ademas había fritos variados (a Nicolás le pusieron una ración de croquetas espectaculares) y una milanesa de queso y jamón que literamente, devoró.
Mi enano y yo nos sentamos juntos y nada mas hacerlo en camarero encargado nos preguntó quieres eramos los celiacos para tenernos «controlados». Eso me gustó.
El jamón nos sacaron un plato sólo para él y para mí, lo mismo que el paté, que iba acompañado de panecitos tostados.
Como el resto de platos iban emplatados, no había problema, pero siempre al servirlos nos decían: «estos son los de los celiacos».
El postre era tarta de queso helada y como llevaba una base de galletas, a Nicolás le sacaron helado de chocolate y yo la verdad, no pedí nada porque estaba llena.
Y tras toda la cena, llegó el momentazo de las uvas.
Como habéis visto en la foto de arriba, fuimos de lo más elegantes con pajaritas incluídas todos mis chicos. ¡¡Y cómo terminamos¡¡¡
Las bolsas de cotillón son lo más la verdad, así que entramos en 2017 llenos de pelucas de colores, champan, matasuegras y risas, muchas muchas risas.
Hasta las 4 de la mañana estuvimos bailando como si no hubiese un mañana. Abuelos, padres, hijos, amigos… «dándolo todo».
Y esa fue nuestra entrada y salida del año. Sinceramente, no se me ocurre manera mejor.
Gracias al «Club Anaitasuna» por el trato que tuvieron hacia nosotros. Es una gozada salir a cenar con absoluta tranquilidad para disfrutar del momento sin preocuparse por la comida.
Un besote y hasta el lunes.
Helena
Que manera más divertida de empezar el año, por cierto Feliz Año !!
Feliz año! que bien os lo pasasteis y lo mejor que bien poder disfrutar de una cena espectacular sin gluten, es una gozada.
Un besazo