Hoy en día la variedad de moldes que tenemos en el mercado para hacer repostería es un mundo.
Y muchas veces me preguntáis cuales son los mejores o los que más me gustan.
La respuesta no es fácil. Porque en realidad, depende de lo que vayamos a cocinar.
Porque no es lo mismo hacer una magdalenas que un postre frío o un bizcocho.
Así que en este post voy a intentar resumir cuales son los moldes de repostería más frecuentes y dónde y para qué usar cada uno de ellos.
Tipos de moldes para hacer repostería
- Moldes de aluminio
El aluminio es un excelente transmisor del calor y además es un material económico.
El problema es que si no tiene el grosor adecuado puede abollarse con los golpes y en ocasiones, reacciona con alimentos ácidos como el limón.
Sin embargo, hay dos tipos de moldes de aluminio que se usan de manera habitual por tener una características especiales que solventan los problemas anteriores:
⇒ Moldes de aluminio de fundición.
Los más conocidos son los de la marca Nordic Ware con los que se hacen los bundt cakes.
Son moldes gruesos, súper resistentes y es fundamental usar un spray antiadherente para el posterior desmoldado. No son aptos para lavavajillas, pero si se cuidan bien, son moldes para toda la vida.
⇒ Molde de aluminio anodizado
Estos moldes mantienen las cualidades térmicas del aluminio pero a éste se le ha realizado previamente un tratamiento electroquímico por lo que evita la reacciones con los elementos ácidos.
El acero inoxidable no es buen transmisor del calor. Como ventaja es que son duraderos, resistentes y no es reactivo ante sustancias alcalinas.
Son perfectos para hacer flanes, moldes de turrones o pasteles fríos.
- Moldes antiadherentes
La variedad de estos moldes a día de hoy es inmensa.
Son moldes resistentes y duraderos, lo que se hornea en ellos se desprende contabilidad. Además, son cómodos de limpiar.
Los moldes para magdalenas, para tartas de queso, etc.. están entre ellos.
- Moldes de silicona
Los moldes de silicona desengrasan muy bien y en general, sirven tanto para horno / microondas como para hacer tartas frías o congeladas.
Se pueden meter en el lavavajillas y son duraderos (siempre que la silicona sea de buena calidad).
Es impotente decir que con los moldes de silicona no se deben usar objetos punzantes o cuchillos ya que podríamos perforarla con facilidad.
Tambien hay tapetes de silicona lavables que son un fantástico sustitutivo para el papel de horno.
- Moldes de vidrio cristal o pyrex
El vidrio no es un buen conductor del calor.
Es por ello que si hacemos repostería en cualquier molde de este tipo, deberemos variar un poco los tiempos de horneado evitando de este modo que al alargar el tiempo para que el calor llegue al centro, los laterales se sequen demasiado.
De esta manera lo ideal es bajar la temperatura y aumentar el tiempo.
Estos moldes son ideales para platos salados como lasañas o pasteles de carne o bien platos dulces como crumbles.
- Moldes cerámica o porcelana
Perfectos para tartas que no necesitan desmoldado como quiché o pies, son piezas delicadas bañadas en esmaltes de cristal y sometidas a unas altísimas temperaturas con el fin de evitar la porosidad y dándoles mucha resistencia.
- Moldes de papel
Finalmente existen a día de hoy numerosos moldes de papel desechables.
Algunos como los del panettone se pueden usar sin necesidad de molde donde encajarlos. Otros en cambio como las cápsulas de las magdalenas, necesitan un soporte si no queremos que la masa se desperdigue.
Es todo por hoy.
Espero que os aha gustado esta guía de moldes para hacer repostería y sobre todo, os sirva para elegir cuál usar en el momento de hacer vuestro postre preferido.