Carta de una celíaca a los Reyes Magos.
Queridos Reyes Magos.
Mi nombre es Helena, soy celíaca y aunque tal vez ya no tenga edad para escribiros, necesito desahogarme un poco tras este complicado año, así que espero que me leáis y si es posible, debajo del árbol el próximo día 5, me «concedáis» alguno de mis deseos.
Aquí seguimos, en la vorágine de esta pandemia que nos ha cambiado la vida desde hace ya casi dos años.
Supongo que por edad, estaréis los tres vacunados y aunque incómodo, hagáis vuestro reparto de regalos bien pertrechados de mascarillas y gel hidroalcoholico.
No sé si tendréis mano en esto, pero si podéis, a ver si este próximo 2022 os lo lleváis bien lejos y podemos volver a abrazar a nuestros abuelos sin miedo.
También me gustaría, en la medida de lo posible, un poquito de «relax» en las personas.
Me da miedo esta sociedad tan polarizada en la que vivimos, donde cada vez se respeta menos al que no es como tú o no piensa como tú.
Demasiado consumismo; demasiado «tengo, tengo y quiero tener más» y poco mirar hacia adentro.
Así que más psicólogos y salud mental para todos. El mundo iría mucho mejor (creo yo vamos).
Y ahora voy con mi tema, con la celiaquía.
Ya sabéis que desde hace más de 8 años, Nicolás y yo somos celíacos y no podemos comer nada de gluten.
Me suena que en algún lugar leí que Melchor también lo era. ¿Me lo podéis confirmar?
Al lío. Voy con mis peticiones/deseos:
– Es verdad que cada vez la palabra celiaquía ya no es tan desconocida, pero aun así, muchas personas siguen pensando que es una intolerancia.
Por favor, recordad a todo el mundo que hablamos de una enfermedad autoinmune.
– Me encantaría que en el mundo de la hostelería, nos tomasen más en serio.
Por supuesto, esto parte por una mayor formación e información, porque uno no sabe nacido y no podemos pretender que todo el mundo sepa de todo.
Y es verdad que cada vez tenemos más opciones donde comer, pero muchas de las ocasiones nos ponemos malos posteriori, por lo que está claro que dichos lugares no son seguros.
– Afortunadamente, en la medicina cada vez los diagnósticos llegan antes, no como yo, que me pegue 15 años en los que hasta pensé que estaba loca.
Aun así, todavía nos encontramos con muchas reticencias y médicos que no están actualizados y esto ocasiona graves problemas de salud a los celíacos.
– Tengo que agradeceros que cada vez hay más productos sin gluten. La oferta es amplia y los precios, aunque poco a poco, van siendo un poco menos caros.
De todos modos, estaría bien que se cuidasen más los ingredientes, porque hay algunos productos que ufff, miedo da verlos.
Aunque las cosas como son, esto ocurre en la industria alimentaria en general. ¿No deberíamos cuidar esto un poco más?
– Para finalizar, sólo me queda pediros, así en general, un poco más de empatía hacia nosotros.
Eso de que «somos raros», «especialitos», «ostras yo sin poder comer pan me moría»… y otras mil frases que escuchamos día a día, pues oye, como que no son necesarias y muchas veces, nos hacen daño.
Creo que no me dejo nada.
Bueno, en realidad, la lista podría ser interminable, pero esto es lo más importante.
Gracias por seguir repartiendo ilusión, que tanta falta nos sigue haciendo, pase lo que pase.
Con cariño.
Helena