La carga mental de ser celíaco.
Cuando se diagnostica celiaquía a una persona, lo primero en lo que se piensa es: «oh madre mía, no voy a poder comer un montón de cosas».
Afortunadamente enseguida te das cuenta de que actualmente en el mercado hay una gran cantidad de productos sin gluten que sustituyen a los que por contener gluten, no podemos comer.
Sin embargo, cuando comienza a pasar el tiempo y llega la vida celíaca, uno es consciente de que la restricción alimentaria es sólo una parte de lo que conlleva ser celíaco (o sensible al gluten no celíaco, no me olvido de vosotros).
Y entonces llega la carga mental de ser celíaco.
La carga mental de las personas celíacas
Comprendo que para las personas que están alejadas de alguien con celiaquía, todo lo que voy a contar ahora sea poco menos que «vaya locura».
No obstante, es la realidad de nuestro día a día. Y a veces, no es sencillo ni fácil de afrontar.
Porque ser celíaco (o tener un familiar cercano) significa:
- Buscar productos sin gluten con su alto coste.
Repito una vez más que somos afortunados a día de hoy por ser celíacos en este país ya que, oferta de productos sin gluten, es realmente fantástica.
Sin embargo, muchos de ellos no están debidamente señalizados, por lo que cada vez que vamos al supermercado, tenemos que ir con una lupa leyendo todas las etiquetas con sus ingredientes.
A todo eso, sumamos el alto coste económico que supone ser celíaco: es estima que una familia donde uno de sus miembros lo es, necesita 1200 € más para afrontar los gastos de su comida (aquí mas info).
- Tener paciencia y estar siempre dando explicaciones
A pesar de que mucha gente piensa lo contrario, sigue habiendo un gran desconocimiento de lo que es y supone la enfermedad celíaca. Y esto nos obliga a estar constantemente explicando y hasta justificando nuestra manera de comer.
Escuchar constantemente «eres muy exagerado y por un día no te va a pasar nada», puede llegar a ser desolador cuando tu entorno lo repite constantemente.
Sin duda, sigue habiendo una enorme falta de empatía en torno a la celiaquía que implica por nuestra parte desarrollar una paciencia infinita. Aunque a veces nos den ganas de buffffffff.
- Ser una carga en la vida social, los viajes...
Posiblemente uno de los puntos más complejos: viajar, la vida social, etc…
No, nosotros no podemos improvisar. No podemos comer «en cualquier lugar». No podemos viajar sin haber hecho previamente una buena investigación de lo que nos vamos a encontarr en el destino.
De lo contrario nos arriesgamos a no comer o lo que es peor, a enfermar.
Siempre llevamos comida encima; tenemos que llamar a los restaurantes previamente. Y aun habiendo esto, nunca estamos seguros de si va a hacer las cosas como hay que hacerlas.
Sí, somos ese «cliente pesado» que pregunta y pregunta por cada plato. Y aun así, nos contaminan.
Y sí, somos ese amigo que no puede comer en cualquier lado. Es lo que hay. No lo hemos elegido.
Tras leer todo esto puede parecer que nuestra vida es una mierda (con perdón) y que somos unos «desgraciados».
Pues en absoluto. Yo me considero una celiaca muy feliz. hago una vida normal, viajo, me divierto. Sí, con mis limitaciones u restricciones. Pero nunca he dejado de hacer algo por la celíaquía.
Si algo me han dejado claro estos 10 años que ya llevo diagnosticada, es que lo más importante es rodearse de personas que te entienden y apoyan.
Que cuando se plantea una salida, excursión o viaje, sus palabras son: «Helena organiza la parte de las comidas». O: «contadnos que necesitáis para que compremos todo sin gluten».
Porque si, con nuestra mochila celíaca llega otra que es su carga mental, pero sin duda, el peso de ésta puede ser muy pequeño si nosotros conseguimos rodearnos de buena gente y le echamos ganas a la vida.
Por cierto, aquí dejo un post sobre anécdotas curiosas que nos pasan a los celíacos en los restaurantes.
Helena