Guía de 2 días en Budapest con niños.
Cuando la visitamos el verano de 2017, Budapest me encantó. No llevaba demasiadas expectativas con ella y me sorprendió y emocionó a partes iguales.
Además de toda su carga histórica, es una ciudad fácil para ir con niños (tal vez mejor si tienen una cierta edad por aquello de la parte histórica) y donde comer sin gluten no es lo más sencillo, pero sí posible.
Así que como hay mucha tela que cortar, vamos allá con ello.
Hacer turismo en Budapest: datos básicos
- Transporte en Budapest
Budapest es una ciudad muy extensa, aunque mucho de lo que hay que visitar, se puede hacer caminando perfectamente.
Pero teniendo en cuanta que viajamos con niños, hay momentos que está bien coger transporte público para evitar que se agoten demasiado y empiecen a protestar.
Nosotros tras valorar todas las opciones (las tenéis aquí) optamos por coger un abono de 10 billetes sencillos (son como los del metro de Madrid) que nos costaron 3000ft (casi 10€). Con dos abonos para fueron suficientes. Con ellos podíamos usar el metro, el tranvía y los autobuses.
- Moneda
A pesar de pertenecer a la UE, Hungría no tiene euros. Su moneda es el florín húngaro y cuando fuimos nosotros, 1000 florines son aproximadamente 3,25€.
Mi recomendación es que no cambies demasiado dinero porque se puede pagar casi todo con tarjetas de crédito. Además, Budapest no me pareció nada caro (año 2017).
- Alojamiento y comida
Como siempre, nos alojamos en unos apartamentos céntricos que reservamos a través de Booking.
Con respecto a la comida sin gluten, en este post os lo cuento todo con detalle.
Guía 2 dias en Budapest con niños y sin gluten
A continuación voy explicaros qué hicimos nosotros los dos días. que estuvimos en Budapest.
Como referencia, estuvimos el mes de Julio e hizo un tiempo estupendo. Mis hijos tenían 11 y 9 años respectivamente.
- Día 1: Parlamento, zona de Pest y Balneario
El primer día nos levantamos temprano porque teníamos reservada una de las visitas estrella de la ciudad: el Parlamento.
La visita duró media hora y en ella nos fueron contando la historia del edificio que, además es el tercer parlamento mas grande del mundo, es un edificio realmente impresionante.
Al salir del Parlamento, vimos el cambio de guardia del mismo y continuación, teníamos contratado un «free tour».
Con Nacho, que era como se llamaba nuestro guía, recorrimos la parte de «Pest»: la gran plaza del Parlamento; la catedral de San esteban; el inmenso y majestuoso río Danubio.
Pero de toda la ruta, me quedo con dos lugares homenaje a los asesinados judíos en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial:
→ Los Zapatos a orillas del Danubio: los nazis ataban en hilera a grupos de entre 10 y 12 judíos con alambres de espino; los llevaban a la orilla del río, los descalzaban y allí pegaban un tiro al primero y al último – así ahorraban balas- y los judíos se ahogaban al caer al río.
→ Y el polémico Monumento de la Plaza.
Absolutamente sobrecogedores ambos.
Arriba Ida: Monumento de la Plaza. Decha: Zapatos a la orilla del Danubio en Homenaje a los Judíos
Tras el shock emocional que me produjo conocer la historia de Budapest, nos fuimos a comer y lo hicimos en un restaurante italiano 100% sin gluten que sin duda, os recomiendo: «Drop Glutenmentes«.
Con los estómagos llenos y un poco más tranquilos, volvimos al apartamento, cogimos los bañadores y nos fuimos a hacer una de las cosas que hay que hacer en sí o sí en Budapest: visitar un balneario.
En este caso elegimos el de Szechenyi por ser el más conocido y además, uno de los que dejan entrar niños, porque no en todos están permitidos.
Para llegar a él fuimos directamente en metro y paramos en la inmensa Plaza de los Héroes, donde las enormes estatuas que la presiden representan a los fundadores del país.
Y de allí caminamos 5 minutos hasta el balneario donde pasamos un par de horas.
Gente, mucha mucha gente, para que nos vamos a engañar. Y muchos de españoles.
Pero lo pasamos genial metidos en piscinas calentitas de hasta 40 grados de donde yo no quería salir. Eso sí, según mis hijos olía a huevo podrido.
No es necesario gorro pero sí chanclas y toallas (estas últimas se pueden alquilar).
Decidimos volver andando al apartamento a través de la Avenida Andraásy , que es una de las principales calles de la ciudad y está llena de tiendas y comercios.
Y como el día había sido muy intenso, cenamos en el apartamento.
– Recomendación: no os llevéis el mejor bañador que tengáis porque son aguas que llevan muchos minerales (de ahí el fuerte olor que hay) y salen completamente color bronce que por mucho que lo laves, cuesta devolverles su color inicial.
- Día 2: Sinagoga, paseo en barco por el Danubio y zona de Buda
Volvimos a levantarnos pronto, es lo que tiene hacer turismo, y nuestra primera parada fue uno de los principales «Ruin Pubs» de Budapest, el Szimpla Kert, que casualmente estaba justo frente a nuestro apartamento y es el más antiguo de todos.
Los Ruins Pubs son las antiguas casas de la comunidad judía a las que se les ha querido dar una segunda oportunidad.
Generalmente son bares por la noche y durante el día, los domingos hay un mercado donde se venden productos caseros de los agricultores de la zona.
Todo ello manteniendo la esencia de antiguas casas con historia, mucha historia. Me encantó la verdad.
En 5 minutos andando llegamos a la Sinagoga, que es la más grande de Europa y la segunda del mundo, tras la de Nueva York.
Sin duda, junto a los monumentos homenaje a los judíos vistos el día anterior, fue uno de los lugares que más me gusto de todo Budapest.
Hicimos un tour guiado y una vez dentro, los chicos de la familia se tuvieron que poner el Kipá en señal de respeto
Allí pudimos ver el Cementerio, el Árbol de la vida y la maravillosa e inmensa Sinagoga (caben más de 800 personas) y no explicaron toda su historia. Una vez más, sobrecogedora.
- Atención: la sinagoga cierra para el público los sábados
Gran Sinagoga de Budapest
Al igual que el día anterior, salí un tanto aturdida y emocionada (por no decir un mucho) así que optamos por hacer algo más «simple» y cogimos uno de los barcos para dar un paseo por el inmenso y maravilloso río Danubio.
Personalmente me encanta siempre que se puede, ver las ciudades desde el agua.
Pero sin duda, navegar por el Danubio es «obligatorio» porque las las vistas desde el río del Parlamento y de parte de Buda son realmente increíbles.
- Recomendación:
Si podéis, haced el paseo en barco nocturno por el Danubio. Os lo recomiendo.
De nuevo en tierra cogimos un tranvía para ir a visitar la parte de Buda.
Lo primero que hicimos fue comer en «Due Fratelli«, un pequeño restaurante un poco alejado de las zonas más turísticas, pero donde los celíacos podemos comer sin gluten con tranquilidad.
Y de allí cogimos rumbo caminado hacia la zona del Castillo.
Allí vimos por fuera, porque para cuando llegamos a las 17:00h ya estaba cerrada, la Iglesia de Matías, que es realmente preciosa con su contraste blanco y ese tejado de colores tan diferente a lo que estamos acostumbrados.
Y justo al lado está el Bastión de los Pescadores, desde donde las vistas de la parte de Pest, son una auténtica pasada y donde nos hicimos muuuuchas fotos.
Continuamos andando y de forma casual nos encontramos con «Laberinto del Castillo», unas grutas ha usadas por el ser humano desde la prehistoria y que sirvieron de bunker en la Segunda Guerra Mundial.
Su principal atractivo es que se hace completamente a oscuras (nos guiamos con las luces del móvil) y hace frío.
- Aviso: hace frío y no es apto para claustrofóbicos.
Tras acabar de visitar la zona de Buda con un paseo por el Castillo (no entramos porque básicamente hay colecciones de arte) fuimos bajando la colina hasta llegar al Puente de las Cadenas, declarado por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad y que une las dos partes de la ciudad: Buda y Pest separadas por el río Danubio.
Este fue nuestro segundo día de vacaciones. Y con él, habíamos visto todo lo principal en la ciudad de Budapest.
Como os decía al principio, Budapest me encantó.
Es una ciudad majestuosa, con grandes avenidas. Con una mezcla de modernidad y restos de un comunismo no muy lejano.
Con una historia que te deja absolutamente sobrecogida. Y con no demasiado turismo, lo cual es un plus.
La ciudad de Budapest la visitamos además junto con Viena y con Praga y a continuación os dejo información de dónde comer en dichas ciudades sin gluten.
Espero que os haya interesado el post.
Helena