Toscana y Venecia con niños y sin gluten.
Italia es maravillosa. Y además, es increíble para ir con niños.
E Italia es maravillosa para comer sin gluten.
Con estas premisas sin duda alguna, si es la primera vez que pensáis salir de España con los peques de la casa y más aún, con la compañera celiaquía en la mochila, Italia es vuestro destino.
Así que hoy os voy a contar a modo de guía nuestro viaje por la Toscana y Venecia con niños y sin gluten del verano de 2016.
→ Las referencias a los restaurantes donde comimos sin gluten las tenéis con detalle en los post dedicados a ello. Están actualizados a 2023 y al final del post hay un mapa con todos ellos.
Y sin más dilación, vamos allá con ello que hay mucha tela que cortar.
Guía de viaje Toscana y Venecia con niños
- Día 1: Florencia
Los vuelos a Italia desde España son rápidos y cómodos.
En nuestro caso lo hicimos saliendo de Barcelona a primera hora de la mañana, así que para el medio día ya estábamos en el apartahotel «Il guelfo Bianco«, donde nos alojamos, haciendo el check-ing.
Situado en la calle Carvour, estábamos a 3 minutos andando de la plaza del Duomo. De hecho, desde nuestras ventanas veíamos el Campanile y la Cúpula de Bruneleschi. Una maravilla.
Una de las mejores cosas que tiene Florencia para ir con niños es que si te alojas en el centro de la ciudad, todo está cerquita y no hay grandes distancias que recorrer.
Tras comer maravillosamente bien y por supuesto, sin gluten, en el restaurante del propio hotel, la primera tarde la dedicamos a hacer un free tour por el centro de la ciudad absolutamente recomendable y posteriormente a visitar el Duomo y subir a su famosa cúpula.
Arriba izda: interior cúpula Bruneleschi. Dcha: mis hijos desde la cúpula viendo el Campanile. Florencia.
A mí, que me encanta el arte del renacimiento y que en el examen de selectividad me preguntaron por la cúpula de Bruneleschi, estar allí fue impresionante.
Me daba cosa la subida con los niños porque el final es un poco angustioso. Pero ellos se lo pasaron en grande.
√ Consejo: Nosotros subimos a la cúpula a la última hora que dejan entrar. Y eso fue un punto a nuestro favor porque había ya poca gente e hizo que la estrechez no agobiara a los niños.
Si tenéis mucho interés en visitar la catedral con un guía que os la explique, este tour es sin duda perfecto para ello.
El resto de la tarde la dedicamos a pasear y disfrutar de la espectacularidad de la catedral, del Campanille (al que no subimos) y comiendo helados. Sí, esos helados italianos sin gluten que son simplemente impresionantes.
Para terminar el primer día, nuestra opción de cena fue el restaurante «Lorenzo de Médici», donde celíacos y no celíacos disfrutamos de unas pizzas y unos calzones impresionantes
- Día 2: Venecia
A dos horas en tren de alta velocidad desde Florencia, se llega a la increíble ciudad de los canales: Venecia.
Personalmente, Venecia me encantó. Eso sí, le sobra gente. Muuuucha gente. Pero es una ciudad tan especial, tan distinta a todas las demás, que bien merece como mínimo, unas horas de callejeo por sus calles.
√ Consejo: Os recomiendo reservar los billetes de tren de una ciudad a otra por internet para aseguraos los asientos reservados y los horarios, teniendo en cuenta que es un viaje de ida y vuelta que hay que aprovechar bien.
En el caso de que prefiráis ir con todo hecho, esta excursión os lleva en un día a visitar desde Florencia la capital de los canales.
La estación de tren de Venecia está en el mismísimo Gran Canal y es allí mismo donde cogimos el «Vapporetto», una especie de “autobús acuático” que te lleva por dicho canal hasta donde quieras.
Nosotros hicimos el trayecto completo y bajamos en la parada de «San Marcos» donde está la gran plaza, la catedral y el Palacio Ducal.
No entramos en ningún lado porque al tener sólo un día, preferimos callejear y descubrir rincones de la ciudad.
Distintos lugares de Venecia.
Lo que sí hicimos fue un Free Tour de dos horas de duración donde nos contaron mil historias de la ciudad y debo decir que los chicos disfrutaron un montón porque al haber más niños, el guía se los ganó a pulso y lejos de aburrirse, se quedaron con ganas de más historias venecianas.
Venecia es cristal de murano, son máscaras de carnaval, son rincones mágicos.
Y sí, nos montamos en góndola. 80€ media hora, que así en frío, es una barbaridad. Pero era una promesa a los chicos y qué queréis que os diga, ya que estás en Venecia, hay que hacer estas cosas.
Andar, callejear, disfrutar, fotografiar rincones especiales, comer helados. Ese fue nuestro día. Venecia nos encantó a niños y a mayores.
Por cierto, En Venecia comimos en un restaurante que se llama «Al Giardinetto da Severino», ubicado en una pequeña calle y con una terraza en un jardín interno precioso.
Por la noche, ya de vuelta en Florencia, cenamos en la pizzería «Ciro&Sons», la cual lleva años ganando el premio a la mejor pizza Italiana sin gluten.
- Día 3: Florencia
A las 10:30 teníamos hora para entrar en la «Galería de la Academia», que es donde se encuentra el famoso «David» de Miguel Angel.
Sin duda, otro de los «momentazos» del viaje.
Ese David tan alto, tan hermoso, tan guapo. Esa figura sublime de 5m de altura que cuando la ves por primera vez, simplemente alucinas.
√ Consejo: Considero que en este viaje es imprescindible llevar las entradas por adelantado cogidas por Internet para todo lo que queríais ver.
En nuestro caso, cogimos la entrada combinada de la Academia y a Galería de los Uffici que veríamos días después.
Tras admirar largo y tendido al «David» y como la galería no tiene mucho mas, nos fuimos paseando hasta la «Plaza de la Signoría«.
Toda la plaza en sí es un de museo al aire libre donde hay arte por todos lados donde está el precioso «Palazzo Vecchio», que fue residencia de los Medici.
Ese día comimos en Quinoa, un restaurante 100% sin gluten absolutamente recomendable para celíacos y no celíacos, nos fuimos al hotel a descansar ya que estábamos a 38º y el cuerpo pedía siesta.
A media tarde, cuando el calor no apretaba tanto, salimos para visitar la iglesia de Santa Croce. No pudimos entrar porque la cierran muy pronto. Aun así, disfrutamos con su preciosa fachada de mármol blanco.
De ahí fuimos paseando hasta el río Arno hasta llegar al famoso «Ponte Vecchio» y disfrutar de una impresionante puesta de sol.
El día acabo cenando en «Le bottegue Di Donatello».
√ Recomendación: si queréis comer o cenar en algún restaurante en concreto, haced la reserva con antelación.
Especialmente en los meses de verano el turismo en Florencia e brutal y si no lleváis reserva, quizá tengáis que esperar mucho rato para poder cenar.
- Día 4: Pisa y Lucca
√ Recomendación: Con esta excursión a Pisa y Lucca tenéis todo organizado sin necesidad de alquilar coche o transporte público.
⇒ Pisa
El cuarto día del viaje volvimos a salir de Florencia para ir en tren de cercanías hasta Pisa. El trayecto nos costó una hora.
La estación de tren de Pisa se encuentra justo en el extremo opuesto donde se sitúa el mayor conjunto arquitectónico romano del mundo, así que hay que andar una media hora a través del pueblo, que por cierto, es muy bonito.
Y de pronto llegas a esa explanada maravillosa: con ese césped tan cuidado, ese cielo azul… y ese mármol blanco de la inclinada torre, el Duomo, el Baptisterio. Simplemente espectacular.
Nosotros no subimos a la Torre porque hacía mucho calor, pero sí entramos en el cementerio y el Baptisterio que es una maravilla.
Pasamos allí toda la mañana y volvimos a coger otro tren que nos llevó hasta Lucca en 25 minutos.
⇒ Lucca
Llegamos a Lucca a la hora de comer y tras cambiar de planes porque el restaurante donde pensábamos comer estaba cerrado, acabamos comiendo en «Gli Orti di Vía Elisa».
Lucca es un pequeño pueblo completamente amurallado que nos encantó y donde disfrutamos de sus calles y de su ambiente típicamente italiano.
Tal vez lo más famoso de él sea la plaza del Anfiteatro, de forma ovalada y construida sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano del S II dC.
Al caer la tarde volvimos de nuevo en tren a Florencia (trayecto e una hora aproximadamente) y ese día, debido al cansancio y al calor que hacía, no quedamos a cenar en el apartamento.
- Día 5: Sienna y San Ginimiano
Este día decidimos alquilar un coche porque el transporte público para llegar a estos pueblos no es bueno y además queríamos ir por carretera para ver el paisaje típico de la Toscana.
A Siena puede ir perfectamente por una autovía pero por media hora más de viaje, merece la pena ir por carretera y disfrutar de los viñedos, los campos de lavanda y las casas rurales rodeadas por preciosos y altísimos cipreses.
Hora y media llegar tardamos en llegar de Florencia a Siena parando en los lugares que nos maravillaban para hacer fotos.
√ Consejo: si vais en verano como nosotros, llevad el coche alquilado de antemano o puede que no tengáis disponibles.
En el caso de que prefiráis una excursión organizada, ésta sin duda es la mejor ya que os lleva a Siena, San Giminiano y los viñedos de Chianti.
⇒ Siena
Siena es simplemente espectacular.
Nos costó un poquito aparcar pero merece la pena sin duda.
La plaza donde se celebra la carrera de caballos del Palio (2 de julio y 16 de agosto) me dejó impresionada y el pueblo en general es precioso, incluido su maravilloso Duomo.
No entramos dentro porque había muchísima gente y no habíamos reservado las entradas.
Sí, en Italia en verano hay mucha gente en todos lados. Ese día el calor era impresionante pero aun así, Siena estaba lleno.
Una vez más reconozco que la masificación hizo que algunos lugares perdieran encanto, pero aun así, es precioso.
Comimos en «Ostería Il Ghibelino», uno de los pocos lugares de Siena con opciones sin gluten, pero la verdad, muy caro para lo que comimos.
Izda: plaza del Palio de Siena. Daha: Duomo Siena.
⇒ San Giminiano
Tras comer y a pesar del sopor por el calor, pero CALOR con mayúsculas que hacía, cogimos de nuevo el coche y nos fuimos a San Giminiano, pueblo declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1990.
A san Giminiano la llaman la «Nueva York medieval» porque en su momento, las familias pudientes demostraban su poder construyendo altísmas torres de piedra, llegando a haber más de 70.
Actualmente quedan 15 y tan sólo una de ellas se puede visitar. Así que allí que subimos.
Mereció la pena porque las vistas del paisaje dela Toscana son una pasada. Todo el pueblo está amurallado y se recorre fácilmente y es realmente precioso.
Y de allí de nuevo a Florencia en unos tres cuartos de hora ya es esta vez sí que cogimos la autovía para llegar a tiempo y devolver el coche que habíamos alquilado.
Esa noche cenamos en «La Gratella» un pequeño restaurante de comida típicamente Toscana y por supuesto, con opciones sin gluten.
- Día 6: Florencia
Nuestro último día del viaje lo dedicamos de nuevo a Florencia.
A las 10:30h teníamos entrada para la «Galería de los Uffizi» y para que os hagáis una idea de la gente que hay, a pesar de llevar esa hora reservada, entramos pasadas las 11 de la mañana.
En la galería te puedes demorar muuuchas horas, pero siendo el último día, con dos niños y con el cansancio acumulado, hicimos una selección y sobre todo, destaco «El nacimiento de Venus» de Bottichelli y la parte de Leonardo Da Vinci.
De ahí y a pesar del calor que hacía (ese día sí que llegamos a los 35 grados) subimos andando hasta el Monte Michelángelo, desde donde las vistas de toda la ciudad de Florencia son espectaculares.
Bajamos de nuevo al centro de la ciudad en autobús urbano (están muy bien señalizados) y tras comer en «Mr Pizza Firence», justo al lado del Duomo y tomarnos nuestro ultimo helado de Grom y recogimos las maletas y nos despedimos de Florencia.
En resumen, Florencia es una ciudad ideal para ir con niños por la facilidad con la que uno se puede desplazar a todos los lados andando. Con arte por todos mires por donde mires. Una ciudad con una comida increíble y la verdad, no especialmente cara.
Venecia me encanto. Lo he dicho antes. Es especial.
Y la zona, la Toscana en general, es una maravilla. Pueblos con encanto mires donde mires que bien merecen una visita.
En definitiva, un lugar del mundo donde perderse unos días y donde además, comer sin gluten es sencillo y maravilloso.
Por poner una pega, sí, turismo en exceso.
Helena